Oliver era un niño de Colombia. Sus padres no tenían trabajo y lo estaban pasando mal. Unas semanas después le comunicaron a su hijo que iban a irse a España. Oliver no estaba de acuerdo y peleó por quedarse en su país.
- ¿ Por qué nos vamos? ¡ Yo quiero quedarme aquí con todos mis amigos! - protestó Oliver.
- Nosotros también queremos quedarnos aquí pero no tenemos trabajo ni dinero, y si seguimos así nos quedaríamos hasta sin comida.
Oliver lo comprendió y fue a despedirse de sus amigos. Le daba mucha pena, pero no tenía otra opción que irse a un país más rico.
El viaje fue duro. Lo único que podían hacer era irse en el peor avión. Una vez llegaron a perder altura, pero al final no pasó nada. Llegaron a España muy aliviados.
El país les encantó. Era muy distinto a Colombia. Todo era más moderno y más costoso. Pensaron que iban a vivir fenomenal ahí.
La gente de su barrio dió la bienvenida a los inmigrantes y le hizo un montón de regalos a Oliver y a sus padres. A Oliver esto le encantó y cada vez estaba más feliz.
Los padres consiguieron unos buenos trabajos y Oliver hizo muchísimos amigos en su nuevo colegio. Al final todo fue muy bien.
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